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Durante los primeros años de nuestra estancia en Madrid (Carabanchel Alto), alquilamos una casa de 3 habitaciones construída en la década de los 90 con un valor catastral de unos 6 ó 7 millones de pesetas (unos 40.000 €). En tan solo unos años, ese valor se triplicó y hasta cuadriplicó como consecuencia de la burbuja inmobiliaria. La posibilidad de meterse en una hipoteca significaba regalar al banco una cantidad en intereses equivalente al precio de la vivienda (por supuesto, ya triplicado). A lo largo de aquellos años, una buena parte de los españoles, sabiamente manipuladas sus preferencias por la descarnada oferta de los medios, se hipotecó por periodos de hasta 30 años y, para colmo de males, a interés variable, es decir, en dependencia de la marcha, nada más y nada menos, que de la economía mundial.

De los motivos por los que el ciudadano español en general aceptó estas condiciones - ni siquiera dación en pago - se deberían escribir una buena cantidad de ensayos de contenido sociológico e histórico.

Ya en 2007, tuve la oportunidad de cantar esta canción en la “Acampada por la vivienda” que tuvo lugar durante algunas semanas en aquel verano de Ciudad Universitaria. Por supuesto, eran otros tiempos en los que la injusticia, corrupción y orientación del sistema no eran todavía perceptibles para la gran mayoría de las personas. Aquellos que lo presentíamos, no poseíamos, por lo menos en mi caso, la presencia y recorrido, e incluso consciencia, que con el tiempo han llegado a desarrollar los movimientos sociales a partir del 15M.

La burbuja inmobiliaria nos ha explotado en la cara en toda su trágica dimensión gracias a la nefasta, interesada y corrupta gestión de los “impolutos” gobiernos del PPOE, y todo ello ante nuestra pasividad generalizada, desembocando en la gran crisis que todos conocemos y que, como instrumento del sistema, vino para quedarse si no lo evitamos nosotros, los únicos que podemos y debemos por ser los principales afectados.

Por desgracia, la canción es ahora mucho más vigente que cuando la escribí. Ojalá hayamos sacado las suficientes conclusiones de este “offside” en que hemos caído como para lograr anticiparnos a otros acontecimientos que nos deparan tales como las consecuencias del cambio climático, la amenaza del TTIP (que dotaría de mayor poder a las transnacionales frente a gobiernos legítimos sea cual fuere el país, pudiendo incluso llevar a estos a litigio), el creciente poder mundial de una élite económica que nos domina, la siempre presente amenaza de la guerra, de cualquier tipo de guerra...

De nuevo, los arreglos de guitarra han corrido a cargo de Kike Redondo, nada menos que 17 pistas de guitarra añadidas al ritmo de la canción.

lyrics

Derecho a techo (2007)

Tengo una casa que hemos cogido en alquiler
pero la tasa no acaba nunca de ascender,
me sobrepasa hasta llegar a enloquecer
porque a una casa ya no se puede ni acceder.

Soy mileurista del grueso de la población
aunque hay artistas aun de más bajo escalafón,
malabaristas de su precaria condición
que, a la improvista, tejen su remuneración.

Y el señor del hemiciclo
pasa, pasa, pasa, pasa…
amparado a buen refugio:
estafa, estafa, estafa, estafa.

Si me hipoteco, suben los tipos de interés,
juegan al ‘teto’ con mi llegar a fin de mes.
¡Ay del respeto! me empeñaré hasta la vejez
y hasta a mi nieto hipotecado dejaré.

Mano de obra y materiales...
pongamos que costará algún que otro millón,
el resto lo produce la especulación.

Hoy, el desahucio de cada día es nuestro pan,
trabajo ando buscando aguja en un pajar,
dice el del banco, ¿dación en pago? ¿de qué vas?
Pierdo la casa, ¡AY! ¡sigo teniendo que pagar!

Y el señor del hemiciclo
pasa, pasa, pasa, pasa…
amparado a buen refugio:
estafa, estafa, estafa, estafa.
Mientras tanto el ciudadano
pasa, pasa, pasa, pasa…
actitud de compromiso
escasa, escasa, escasa, ‘ex-casa’...

Hasta el alcalde construye su urbanización
con el montante que da la privatización
de aquel paraje de la recalificación
por, sin ambages, recurrir hasta a la ignición.

El territorio es comunitario,
nos lo donó un señor al que han llamado dios
algunos que especulan con la construcción,
solo pendientes de amasar otro millón
en vez de edificar casas de protección,
sin preocuparse por la deforestación,
residenciales parques en dolaris world
y otros proyectos que incluyen campos de golf
incluso en zonas con falta de irrigación...
Por el derecho a techo he hecho esta canción
tal como lo refleja la constitución...

credits

from Cada sue​ñ​o con su libertad, released January 15, 2016
Letra y música: David Enríquez
Arreglos guitarra: Kike Redondo
Instrumentación digital: David Enríquez

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David Enríquez Madrid, Spain

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